Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

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lunes, 26 de marzo de 2018

EL CRIMEN DEL SOLDADO de Erri De Luca


El libro tiene dos partes, la primera está narrada por un personaje que bien podría ser el propio Erri de Luca y habla de cuando le encargaron traducir del yidish unos libros del escritor Israel Yehoshúa Singer, hermano del premio Nobel de literatura Isaac Bashevis Singer. Por lo que explica como surgió su interés por aprender ese idioma, que tuvo que ver con el 50 aniversario de la insurrección del gueto de Varsovia, 1943-1993. Y su visita a aquella zona y a un campo de concentración. Haciendo referencia a las terribles barbaridades del nazismo. También nombra el posterior juicio de Nuremberg, donde nadie habló en yidish. Y recomienda los versos en esa lengua de Itzhak Katzenelson en su libro “El canto del pueblo judío” como claro exponente de la destrucción de los judíos en Europa.
La segunda parte está narrada por una mujer, quien ha decidido escribir su caso por si alguien lo entiende mejor que ella. Cuenta que su padre fue un criminal de guerra que supo guardarse bien las espaldas, que fue un fugitivo que pasó de vencedor a vencido tras la derrota de Alemania. Primero huyó a Italia, de allí a Argentina, más concretamente a la Patagonia, para regresar a su Viena natal. Y con otro nombre trabajó de cartero, casándose con una mujer 20 años más joven, y la tuvieron a ella. Como familia “normal” pasaban los veranos en Ischia y los inviernos en el Tirol. De niña no supo nada pero un día su madre les abandonó y de golpe a sus 20 años se enteró de la verdad, que era hija de un criminal de guerra.
Lo he leído casi de un tirón, pues es corto, pero al terminarlo estaba un tanto descolocada con la historia, así que lo he vuelto a leer prestando más atención, y he visto detalles que en la primera lectura se me habían pasado por alto. Ambas partes, por llamarlo de alguna manera pues no hay capítulos numerados ni nada por el estilo, parecen inconexas y, sobre todo, la primera desconcierta un poco, por lo que acabas prestando más atención a la segunda que parece tener más sentido. Pero ya he dicho que en la segunda lectura extraje mucho más, vi la conexión entre ambas, y como se complementan, más la relevancia de los temas tratados y la forma de exponerlos el autor para llevarnos a los lectores a reflexionar y a debatir sobre los sentimientos y actitudes de un oficial nazi que logró huir y quedar impune del genocidio de los judíos.

Algunas frases del libro:
Si se refieren a personas, para mí los números han de escribirse en letras. Las cifras son adecuadas para toda contabilidad, excepto para las vidas humanas. Para éstas son necesarias las letras.”

Un idioma no muere con tal de que una sola persona en el mundo lo mueva entre el paladar y los dientes, lo lea, lo balbucee, lo acompañe con un instrumento de cuerda.”

Quien forma parte de una historia está enredado en su interior. Necesita una mano que, desde fuera, se la desenmarañe.”

Contracubierta o parte de la misma:
Desde la caída del régimen nazi que tanto luchó por defender, un viejo criminal de guerra repite una y otra vez la misma frase: “El crimen del soldado es la derrota”. Su hija, en cambio, cree que hay crímenes injustificables, como los de su padre.
Después de escapar de los Aliados, adopta otra identidad y se convierte en cartero, un vulgar padre de familia. Él vive obsesionado con que lo reconozcan, atormentado por el motivo del fracaso nazi. Ella ha crecido buscando la ligereza: ser hija de un asesino es vivir atrapada bajo el peso de una roca. Ambos tienen una cita con el destino.

Traducción del italiano por Carlos Gumpert

Otro libro de este autor reseñado en este blog: “Tú, mío” (enlace aquí)

@AlCalordeLibros